El arte de la Guerra
Se acerca el momento; sí, sólo quedan veinticuatro horas para enfrentarte al test al que tanto esfuerzo y sacrificio has dedicado. Pues bien, en nuestra ya larga experiencia preparando oposiciones hemos podido comprobar que estas últimas horas pueden ser cruciales y, por eso, desde CEFES queremos compartir contigo unos cuantos consejos a fin de que puedas afrontar el examen con las máximas garantías de éxito.
Empezamos por el primero y, quizás, más fundamental de todos: evita atracones de última hora.
Nunca fue más cierto aquello de que no vas a aprender en un día lo que no hiciste durante meses. Necesitas que tu mente llegue al examen tranquila, sin más estrés que el estrictamente necesario. Lo ideal sería que, durante esas últimas horas, pasearas, vieras una buena película o, simplemente, descansaras pero como sabemos que, muy probablemente, no puedas evitar echar una última ojeada a los apuntes, nuestro consejo es que te limites a una lectura sosegada de los mismos, tratando de identificar los datos ‘preguntables’. Recuerda: el buen guerrero dosifica sus fuerzas y mantiene la mente clara para la batalla.
Por otro lado y, si como suele ser habitual, te examinas en una ciudad distinta de aquella en la que resides, te recomendamos que viajes a ella con un mínimo de veinticuatro horas de antelación. Elige un hotel tranquilo desde el que puedas llegar caminando al lugar donde se va a celebrar el test en no más de 30-45 minutos. De esta forma tendrás la seguridad de que, pese a cualquier incidencia climatológica o de cualquier otra clase que pudiera afectar al transporte público, podrás llegar al lugar del examen con tiempo de sobras dando un agradable paseo que, además, servirá para oxigenarte y atenuar los nervios. Recuerda: el buen guerrero controla los tiempos de la batalla.
Otro consejo fundamental es el reconocimiento previo del terreno. En efecto, es muy conveniente que el día anterior al del test, localices el lugar concreto en el que se celebrará la prueba y vayas hasta él dando un paseo desde el hotel en el que te hospedas. Cronometra el tiempo aproximado que te cuesta llegar, examina los accesos al edificio y, si es posible, echa
una ojeada al aula en la que se celebrará la prueba. Por cierto, no estará de más que averigües la ubicación exacta de los aseos por si te surgiera una urgencia inesperada de última hora. Recuerda: el buen guerrero conoce el lugar de la batalla.
La noche anterior al examen, procura acostarte temprano. Dormir bien te ayudará a afrontarlo con la mente despejada. Viste ropa cómoda, comprueba que tu reloj funciona correctamente, si has de marcar las respuestas con bolígrafo o lápiz, lleva dos y si tienes propensión a sufrir bajones de azúcar, lleva caramelos y un botellín de agua. Asegúrate de nuevo de que llevas encima tu documento nacional de identidad o pasaporte. El buen guerrero comprueba sus armas antes de la batalla.
Y, por último, llega con -al menos- media hora de antelación al lugar del examen y, si te es posible, evita a toda costa contagiarte de los nervios de los otros opositores. Recuerda: en el fragor de la batalla, el buen guerrero sabe que su mayor enemigo es su propio miedo.
Y sólo un último consejo: confía en ti. Una plaza lleva tu nombre, la batalla está ganada.