ESPAÑA
La falta de recursos en el sistema público hace que la salud mental constituya un lujo para la mayoría de la gente
La ratio en España es de menos de 10 profesionales por cada 100.000 habitantes, la mitad que en Europa
El campo de la salud mental no ha tenido nunca un gran protagonismo en nuestro país en lo que a destino de recursos se refiere. La situación se ha visto agravada por la falta de esfuerzos en compensar los efectos de los recortes durante la crisis, de forma que aunque en los últimos años el número de personas que padecen algún tipo de trastorno mental como depresión, ansiedad o estrés, ha aumentado considerablemente, ello no se ha visto reflejado en un aumento de los profesionales dentro del sistema público de salud. En España, la ratio de especialistas por persona es de menos de 10 por cada 100.000 habitantes, la mitad que la media europea.
La falta de recursos tiene consecuencias tremendamente evidentes, como las largas listas de espera, no sólo para acceder a una primera consulta, sino también en el seguimiento que debe ser inherente a cualquier tratamiento psicológico o psiquiátrico. Ello hace que muchas situaciones se vuelvan más graves o incluso crónicas. Pero además, el acceso a la salud mental se ha convertido ya en un lujo para la mayoría de la gente, lo cual es paradójico teniendo en cuenta que muchos problemas de salud mental son causados o están directamente relacionados con las circunstancias socioeconómicas de las personas. Sólo quienes tienen recursos suficientes pueden optar por acudir a servicios privados. Así, aquellos que más riesgo sufren de padecer algún tipo de trastorno mental son también los que menos opciones tienen de acceder a un tratamiento adecuado.
Se ha detectado también que la falta de un seguimiento ideal, que debería tener carácter semanal y no casi trimestral, como ocurre en la sanidad pública, derive en una sobremedicación que muchas veces no soluciona el problema. Es más, la dependencia que puede generar esta forma de tratamiento es un problema que se añadirá a los que existían inicialmente.
Desde los Colegios Profesionales y asociaciones especializadas abogan, no sólo por una mayor inversión en el sector público, sino también por la introducción en el sistema de terapias y formas de tratamiento diferentes a las que se aplican actualmente.
La Organización Mundial de la Salud calcula que una de cada cuatro personas sufrirá algún tipo de trastorno mental a lo largo de su vida. Pero las necesidades sociales no se ven correspondidas con medios suficientes en nuestro sistema sanitario. El Defensor del Pueblo ya requirió a las Comunidades Autónomas para que recabaran datos acerca de las contrataciones que se estaban realizando, aunque de momento, los datos concretos brillan por su ausencia.
La salud mental tiene que ver con el bienestar emocional, psicológico y social de las personas. Está directamente relacionada también con la forma en que manejamos las situaciones de estrés, el modo en que nos relacionamos y las decisiones que tomamos. Por ello, el apoyo y la inversión de las instituciones públicas es fundamental para cuidar y generar una sociedad sana, saludable y, en la medida de lo posible, feliz.