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Día Mundial contra el Acoso Escolar
- 3 mayo, 2019
- Posted by: Cefes
- Categoría: Información
ESPAÑA
Ayer se celebró el Día Mundial contra el Acoso Escolar
En el último año se han detectado 5.557 posibles casos de bullying en España
En el último año se han detectado 5.557 posibles casos de acoso escolar, según se desprende de los datos obtenidos del funcionamiento del teléfono contra el acoso puesto a disposición por el Ministerio de Educación y Formación Profesional. Del total, siete de cada diez situaciones se venían produciendo desde hace meses, o incluso años.
El 79% de los casos fue comunicado por el padre o la madre; tan sólo el 3,8% de los agredidos tomó la iniciativa. De éstos, el 46% eran menores de entre 10 y 13 años, y el 17% tenían sólo 8 o 9. No hay grandes diferencias entre chicos y chicas agredidas, aunque éstas sí se dan entre los agresores, siendo superior el número de varones que acosan, de los cuales el 30% tiene entre 11 y 13 años.
Respecto a los diferentes tipos de acoso, en el psicológico la forma más común fue el insulto; en el físico, los golpes y empujones; en el ciberacoso, los insultos y risas a través de las redes sociales; en el social, no dejar participar a la víctima en determinadas actividades; y dentro del ámbito sexual, el 50% sufrieron insultos o comentarios obscenos, el 40% acoso o intimidación, y un 11% denunciaron abusos.
Sufrir una situación de acoso en el entorno escolar conlleva, como algunas de las consecuencias más habituales, ansiedad, tristeza, problemas digestivos y de sueño, dificultad en las relaciones sociales, rechazo a ir al colegio y disminución del rendimiento.
Entre noviembre de 2017 y octubre de 2018 el teléfono contra el acoso escolar recibió 12.799 llamadas, cifra inferior a la registrada en el mismo periodo del año anterior. Esta disminución se debe, en parte, a que muchas Comunidades Autónomas han establecido su propio número contra el acoso. El número 900 018 018 es gratuito, confidencial y anónimo, funciona las 24 horas del día y es atendido por psicólogos, trabajadores sociales y abogados. También está a puesto a disposición un chat en la página www.anar.org.
A través de este teléfono se da información sobre cómo comunicar la situación al centro educativo de cara a que éste tome medidas. En caso de requerir una atención especial por ser la situación especialmente grave o no recibir apoyo suficiente del centro, el protocolo de actuación manda derivar el caso bien a los servicios de Inspección Educativa, bien a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
Una de las claves del funcionamiento del servicio cuando se trata de la llamada de un menor, es que el número de teléfono no consta en la factura telefónica, algo esencial, pues muchas víctimas no se atreven a denunciar la situación a su entorno más próximo, y esta confidencialidad les da el ánimo suficiente para llamar y hacerlo ante estos profesionales. Muchos de los menores que se dirigen al teléfono contra el acoso nunca se lo han dicho nadie y su mayor temor es que llegue a oídos del agresor que ha contado lo que pasa.
Un dato especialmente importante es que, hasta la primera llamada, la media del tiempo que se lleva sufriendo el acoso es dos años. En casos muy graves, alrededor del teléfono se congregan el psicólogo, el trabajador social y el abogado para tratar de resolver la situación lo más rápidamente posible, pues otro dato, especialmente dramático, es que el 8% de quienes llaman están pensando en el suicidio. En estos casos, los profesionales preguntan al menor por su situación, poniéndose en contacto con la policía o los servicios de emergencia para que impidan que éste sufra algún daño.
Es necesario destacar que estos trabajadores, además de profesionales cualificados, son personas que se ven afectadas por las llamadas que reciben. Por eso, un coordinador de sala está pendiente para prestar apoyo a los compañeros que en un momento dado lo necesitan.
Es evidente el importante papel que cumple este servicio contra el acoso escolar. Pero no basta. El uso de las redes sociales potencia la presión y el nivel de acoso que sufren las personas agredidas. Por ello, la detección precoz de estas situaciones, la colaboración y cooperación en todos los ámbitos y la denuncia sin reparos ante el órgano que corresponda se ha convertido ya en un deber de toda la sociedad.